Esto es algo bastante diferente a lo que subo usualmente en este blog. Es la primera parte de una pequeña historia que estoy escribiendo. Espero les guste.
Nació un seis de mayo, y la nombraron Camila porque les
gustaba el nombre.
Su primera palabra fue “Seba”, porqué ese era el nombre de su hermano.
Dio unos cuantos pasos en falso pero a sus diez meses y medio podía caminar, o lo intentaba.
Dio unos cuantos pasos en falso pero a sus diez meses y medio podía caminar, o lo intentaba.
Cuando cumplió cinco ya iba al preescolar, y su amiga
Victoria la quería mucho.
Un día se peleó con Victoria y le mordió un brazo tan fuerte que le quedó una marca.
El último día de clases, antes de pasar a la escuela, le dieron una medallita de oro y se puso a llorar porque le daba miedo dejar el lugar donde veía a todos sus amigos.
Le explicaron que podían seguir viéndose y que Victoria iría a la escuela con ella, pero nunca más volvió a ver a ninguno.
Un día se peleó con Victoria y le mordió un brazo tan fuerte que le quedó una marca.
El último día de clases, antes de pasar a la escuela, le dieron una medallita de oro y se puso a llorar porque le daba miedo dejar el lugar donde veía a todos sus amigos.
Le explicaron que podían seguir viéndose y que Victoria iría a la escuela con ella, pero nunca más volvió a ver a ninguno.
Le dieron su primer boletín con notas de tercer año y se
puso triste al leer “se lleva a su casa una nota insuficiente porque no hace
los deberes y se pelea con sus amigos todo el tiempo”.
Mas que nada porque no tenía ningún amigo.
Mas que nada porque no tenía ningún amigo.
Faltaba menos de un mes para que terminaran las clases en su
último año de primaria cuando una de las niñas que la molestaban le tiró una
goma que le dio en el ojo tan fuerte que no podía ver, y tuvo que ir a ver a un
médico. Tuvo que usar un parche por unos meses.
Una vez, ya en su tercer año en secundaria, se cruzó con
Victoria por la calle.
Ella estaba fumando algo que no era tabaco, y llevaba un piercing en la nariz que le quedaba muy bien, y cuando Camila la saludó con la mano, ella le mostró el dedo del medio.
Ella estaba fumando algo que no era tabaco, y llevaba un piercing en la nariz que le quedaba muy bien, y cuando Camila la saludó con la mano, ella le mostró el dedo del medio.
Cumplió diecisiete años un seis de mayo que curiosamente
coincidía con la fecha en la que una banda muy famosa tocaba en su país, así
que nadie se acordó de su cumpleaños, y cuando llegó a su casa esperando un
abrazo y un beso, solo encontró a su madre mirando un reality show repetido con
una botella de whisky en la mano.
Agarró trescientos pesos de la billetera de su padrastro y buscó en su teléfono el número de teléfono de su primo, porque era la única persona que se juntaba con ella, aunque siempre estuviera amargado y no se riera ni siquiera de sus propios chistes.
Agarró trescientos pesos de la billetera de su padrastro y buscó en su teléfono el número de teléfono de su primo, porque era la única persona que se juntaba con ella, aunque siempre estuviera amargado y no se riera ni siquiera de sus propios chistes.
Ya se había acostumbrado a que todos la ignoraran cuando le
daban ataques de ansiedad y salía
corriendo al baño, pero pensó que en la facultad sería diferente, que alguien
se preocuparía por ella por primera vez. Se equivocó.
Fue a un lugar donde vendían ropa de segunda mano para
conseguir trabajo, porque necesitaba pagar las facturas de su nueva casa.
Independizarse había sido la decisión más acertada que había tomado en toda su
vida.
Asistió al funeral de su primo más que nada por una cuestión
moral, aunque sabía que donde quiera que estuviera, sería más feliz ahora que
dejaba el mundo. Se encontró con
Victoria, que la saludó con un cariñoso abrazo. Habían pasado seis años desde
su último encuentro, y no había sido muy amistoso. Le dijo que estaba saliendo
con su primo antes de que se suicidara, y que lo iba a extrañar mucho.
Camila la embistió, la tiró al suelo y le atravesó un pedazo de copa en la garganta. Se aseguró de que no volviera a decir estupideces.
Camila la embistió, la tiró al suelo y le atravesó un pedazo de copa en la garganta. Se aseguró de que no volviera a decir estupideces.
Una policía jovencita se acercó a la celda que Camila
compartía con una neo-nazi y le comunicó
que podría salir antes por buena conducta. Siete años encerrada valieron la
pena por lo que le hizo a Victoria, o al
menos eso pensó Camila.
Bueno, nose como termine en este cuento, pero no es materia importante. Deberías arreglar el final, es un poco inconcluyente pero no en el buen sentido, como Torquator, sino que queda sin definir ciertas cosas. También podrías repasar la unión entre oraciones, porque por mas que este estilo de narrativa sea en oraciones separadas, algunas no pegan bien, por así decirlo. Por otro lado, buena historia. Buena temática y buena ortografía y puntuación. Esperare la segunda parte. Hoping that your life isn't as boring as everybody else's is.
ResponderEliminarHola! Me alegro que te haya gustado, sé que tiene muchos errores, y hubiese estado bueno corregirlos antes de subirlo, pero lo encontré perdido entre mil archivos, ordenando la computadora, y me gustó así como estaba.
EliminarTenés alguna idea de como llegaste hasta acá? Porque la verdad que no tengo ni la mas remota idea de quien sos.