jueves, 9 de abril de 2015

Vamos a morir aquí mismo y ya está.

-No estaba con el cuando se despertó porque había ido a comprar papas, refresco y esas cosas al super que queda a un par de cuadras de casa, pero por lo que me contó su madre, se levantó tranqui, fue al baño, se pegó una ducha y fue a desayunar. Estaba tan dormido que ni siquiera se acordaba de que era su cumpleaños, jajajaja.

-Siga con la historia Marcelo, por favor.

-Bueno entonces llego a casa y ¿que me encuentro? Mi esposa (su madre) está tirada en el piso llorando pero tiene una sonrisa de oreja a oreja en la cara. Yo claramente no entendía nada así que le pregunté: "¿Que pasó amor? ¿Dónde está Ivan?". Ella me respondió con una mirada matadora, se paró y se fue al cuarto, desde donde pude escuchar una carcajada de estas que decís "a la mierda".

-Si podemos, trate de evadir las groserías, que me incomodan mucho, por favor.

-Dale Marcos, ¿a vos te parece que me creo todo esto de que no sepas quien soy? Te conozco desde que tengo catorce años, se darme cuenta de cuando me estás haciendo una joda.

-Marcelo, soy su psicólogo y realmente no creo que tengamos ninguna relación que no sea de carácter profesional, así que si podemos proseguir con el relato eliminando las groserías, genial.

-Agarré un vaso de agua fría, porque hacía un calor espantoso, (y eso que era bien temprano), y fui hasta el cuarto a ver que le pasaba a Mónica, pero no quiso abrirme. Estuvimos así un rato: yo tratando de abrir la puerta y ella tratando de que no la abriera. Se me estaba haciendo tarde así que agarré las llaves y me fui al trabajo. Me iban a hacer quedarme un par de horas mas porque había una reunión de mierda, así que iba a llegar tarde al cumple de mi hijo.

-El vocabulario, por favor.

-Que rompe bolas Marcos, ¿podes dejarte de joder con ese papel del psicoanalista?

-Marcelo, soy su psiquiatra hace ya unos cuantos meses. y este asunto de que me trate como a un viejo amigo realmente me incomoda. Si es posible, termine con la broma, por favor.

-Llegué al edificio y no había nadie salvo Matías, el de Recursos Humanos, y la gurisa que se encarga de las fotocopias y esas cosas, lo cuál me pareció bastante raro, porque era un viernes normal, así que llamé a mi socio Miguel y me dijo que "no podía hablar conmigo porque ella se lo impedía". Yo pensé que o me estaba haciendo una joda, o estaba pirando, y como no había nadie en los cinco pisos, supuse que era una joda, igual a la que me estas haciendo vos ahora.

-Marcelo, no se lo voy a pedir mas, es una orden, deje de tratarme de esta forma o voy a tener que llamar a un supervisor, porque esta conducta es completamente inapropiada.

-¿De que hablas, Marcos? Cortala con la jodita, ni es graciosa ni vas a ganar nada con esta imbecilidad.

-Se lo advertí mas de una vez, Marcelo, ahora va a comer las consecuencias del taper.

Sacó del bolsillo trasero una pistola de asalto de la Segunda Guerra Mundial y comenzó a disparar directo al pecho de Marcelo, quien estaba teniendo un ataque de risa incontrolable.
Se levantó del piso, con el torso agujereado, estornudo un poquito de sangre, y le comentó a Marcos:

-¿No te parece curioso que en esta historia todos los nombres comiencen con la letra M? Es bastante raro. ¿Será que el autor no tiene creatividad?

-Marcelo, disculpe que sea yo quien tenga que decirle esto, pero acabo de dispararle en el pecho, por lo que creo que debería morir ahí mismo, donde está.

-Ya se Marcos, pero un embole, la verdad. Además todavía no terminé de contarte la historia.

-Todos sabemos el final: aparece un elefante azul y le vende marihuana relativamente barata, luego despierta y fue todo un sueño, por eso está aquí.

-Exacto, adivinaste. Solo por eso te voy a premiar con mi muerte, que tanto la deseas.

-No Marcelo, no es que la desee, es que tenemos que ser racionales, por favor, usted debería haber muerto hace unos cuantos minutos ya, y me parece una falta de respeto tanto para mi, que me tomé el trabajo de asesinarlo, como para el arma, que fue quien hizo el esfuerzo.

-Si bo, vamo' arriba, que sea una pistola no quiere decir que no tenga sentimientos. Yo siento, pienso y reacciono a las personas asesinadas que no mueren al igual que ustedes, señores.

-Me parece correcto. Marcos, pistola, que les vaya bien con la vida.

Luego de pronunciar estas palabras, el hombre cayó muerto al suelo, con una sonrisa en la cara.


-¿Y que queres hacer ahora, pistola?

-Yo diría que tomemos un milkshake y luego muriésemos nosotros también, ya que estamos.

-Justo un milkshake no, ¿no te enteraste de que quedaron en el puesto número dos en un top siete de "bebidas lácteas mas perturbadoras"?

-Tenés razón. Mejor vamos a morir aquí mismo y ya está.

-Me parece correcto.

Y eso hicieron.

Fin.


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